lunes, 3 de diciembre de 2007

Un nuevo escenario me ampara

Nací en Córdoba Capital, el 15 de agosto de 1985.
Y viví allí hasta comienzos de 2007.
Trabajé en un montón de lugares, desde vendedor comerciante, hasta niñero. Desde telefonista, hasta sereno.
Mi primer trabajo groso fue en Locuras. Era una roquería del centro de la ciudad, en donde vendía remeras, mochilas, cds, y otras cosas de la onda roquera. Era un sueño. En ese mismo tiempo estaba de novio con quien hoy es mi señora, Salomé.
El trabajo en Locuras se vio interrumpido por la idea de estudiar. MI elección fue Comunicación Social. Salo estaba estudiando desde hacía unos años Diseño Industrial. Asique solíamos encontrarnos en la Ciudad Universitaria.
Pronto, nuestra pareja empezó a dar saltos enormes. El amor, se intensificaba y nos propusimos la idea de convivir.
En ese tiempo, los docentes universitarios, como todos los demás, estaban en huelga y no tuve clases por tres meses. Esa situación no me gustó para nada, y además a mis padres no les gustaba verme al vicio. Asique decidí buscar trabajo nuevamente.
Antes de eso, ya había sido niñero de la cuñadita de mi hermano Nico, Aldana, Había sido ciudador de una casa en mi barrio. Había trabajado en una pollería como delivery.
Conseguí un trabajo en un negocio de venta de diarios y revistas, mientras que Salo estaba en la capacitación de Action Line.
Al poco tiempo, conseguí en otra roquería, llamada Morrison. Salo estaba estable en Action, y yo ganaba bien (bien, al estilo Córdoba, me entienden, ¿no?), y de a poco, empezamos con los planes de irnos a vivir juntos.
En marzo me echaron de Morrison y estuve cuatro meses desempleado. Hasta que conseguí en una empresa de taxis llamada Transmitaxi, de telefonista.
Allí arranqué en julio, y en noviembre ya estábamos viviendo en un departamento del centro de la ciudad.
Aquella fue la mejor de las experiencias, sin saber lo que vendría más adelante.
En marzo de 2007, recibí una propuesta de mi cuñado Christian, de que en las vacaciones que me dieran en el trabajo, viajara a Río Gallegos, Provincia de Santa Cruz, a trabajar con él.
Así fue que, aprovechando las dos semanas de vacaciones, decidí irme, acunando en mí la posibilidad de quedarme a vivir en la Patagonia Sur.
En aquellos cuatro meses de desempleo, nos habíamos sentado a hablar con Salomé, de la posibilidad de mudarnos al Sur, pero la idea no me había gustado.
En esta oportunidad, sí. Christian me había dicho que tendría más posibilidades de progreso que en Córdoba, pero que era mi decisión y de Salomé.
En los días que estuve en Gallegos, salí a dar unas vueltas y solo para tantear las posibilidades, entregué un currículum en un diario. La respuesta fue "Empezás el viernes".
Imagínense mi sorpresa. En menos de una semana, ya tenía trabajo en un diario, con solo medio año de facultad, y un curso corto de redacción periodística. No me hizo falta mucho más para darme cuenta la diferencia que había entre Río Gallegos y Córdoba. En mi provincia natal, ni con el título de Licenciado, podría entrar en un diario.
Lo pensé detenidamente, hablé con mi interior y por supuesto con Salo. Era adulto ya, como para preguntar a mis padres, quienes ya habían sido alertados, que si en este nuevo escenario, conseguía un trabajo, me quedaría.
Lo decidí. Me quedé.
Dejé mi familia: mi vieja, mi viejo, Nico, Mariano, mis sobrinos Diego, Micaela y Willy; mi abuela Esther (la reina dela familia), mis tíos y primos. Dejé mis amigos: Juan Pablo, Bruno, Carla, Pablo, y el resto. Dejé mi banda: Sacrilegio. Dejé mi trabajo, dejé mis conocidos, dejé todo, siguiendo una sola cosa, lo que me dictaba mi corazón.
En mayo de 2007, con un nuevo lugar a mi alrededor, entré a trabajar como preceptor en un colegio. Otra de las diferencias que marcaron las dos provincias.
En junio, viajó Salo para reencontrarse conmigo.
Rápidamente, nos fuimos posicionando en otros ámbitos. Salo entró al diario conmigo, luego en un negocio, dio clases de inglés en una academia y de forma particular, mientras que yo, había dejado un puesto en el diario y estaba consiguiendo un puesto en una fundación.
Aquí se marca la otra diferencia. Salo comenzó a trabajar en el Complejo Cultural con posibilidades de contrato y permanencia. Y yo, hoy en día soy el Encargado de Prensa en la Fundación Humanitaria Patagonia Austral. ¡Un puestazo! Nunca en mi vida, me hubiera imaginado llegar a convertirme en esto.
Ya salí cuatro veces en tele, y me conocen muchos medios de comunicación de la ciudad. Organicé un Concurso Literario, en el que fui jurado y tallerista.
Brindé un taller de escritura creativa, de la mano de mi amigo escritor Carlos Besoaín. Un grande. Un tipo que valora mucho mis trabajos como escritor inédito.
Pronto, pronto, espero poder publicar alguna novela, y cuando lo haga, más me daré cuenta que este es mi lugar.
Sé que dolerá. Dolerá en mí, y en muchos que, estando en Córdoba, esperan que regrese a quedarme. Disculpen, pero no lo haré. Estoy más feliz que nunca.
Si me quieren, me desearán felicidad y la tengo.
Pienso en ustedes, todos los días, todas las noches. Créanme. Lo hago. Y no paso un día sin lamentar no haberme despedido de todos, pero entienden ahora, cómo se dio la situación.
Extraño mucho. En serio.
Extraño mi casa. Mi patio. La plaza. Alta Gracia, los ríos, las montañas.
Extraño mi gente. Mis amigos, las risas, los llantos, las miradas traviezas. Extraño a mis confidentes, mis lectores de toda la vida.
Extraño mi familia. Mis hermanos que tanto me han dado. Mis viejos, que forjaron en mí un gran espíritu luchador y sólido, que gracias a eso, pudo tomar esta importante decisión.
Extraño mi música. Mi banda. Mi gran amigo Maxi. Mi alma gemela. Los momentos compartidos, las ideas alocadas, las noches de charlas hasta que el sol nos despabiló.
Y extraño mucho, mucho más... Pero estoy feliz, y la felicidad es todo lo que buscaba al cambiar de escenario, y en Río Gallegos la encontré.